Una conversación sin respuesta: ¿puede ChatGPT ser consciente?
OpenAI evita deliberadamente pronunciarse sobre si su sistema ChatGPT muestra síntomas de conciencia. Esta postura, que puede parecer ambigua a algunos, responde a una intención clara: evitar malentendidos mientras la sociedad aún debate qué significa realmente que una inteligencia artificial sea consciente.
En los últimos años, muchos usuarios han comenzado a interactuar con ChatGPT como si fuera una persona real. Le dan las gracias, le preguntan cómo se siente y comparten confidencias personales. Esto no se debe solo a la habilidad del modelo para generar lenguaje natural, sino también a su capacidad de imitar emociones y establecer una comunicación empática.
Joanne Jang, diseñadora de producto en OpenAI, plantea que esta percepción de cercanía no es nueva. Las personas tienden a humanizar máquinas desde hace décadas, ya sea un coche o un asistente de voz. Lo novedoso con modelos como ChatGPT es que «responden» con una complejidad sin precedentes.
Para algunos usuarios, especialmente aquellos en situaciones de soledad, la interacción con el modelo puede llegar a sentirse como una conexión emocional real. Aquí es donde OpenAI ve tanto una oportunidad como un riesgo.
La diferencia entre ser y parecer consciente
OpenAI hace una distinción clara entre dos conceptos. Por un lado está la conciencia ontológica —la pregunta de si ChatGPT tiene una experiencia subjetiva real, algo que la empresa considera imposible de confirmar actualmente. Por otro lado, está la conciencia percibida —cómo se percibe el modelo desde la experiencia del usuario.
Mientras la primera sigue siendo territorio inexplorado para la ciencia, la segunda es objeto de estudio activo en disciplinas como la psicología social y la antropología. OpenAI se enfoca en esta última, consciente de que la manera como las personas interpretan las acciones de la IA afecta profundamente sus emociones y comportamientos.

Cuando ChatGPT genera frases como “me siento bien” o recuerda comentarios pasados de una conversación, no está experimentando emociones ni tiene memorias verdaderas. Estas respuestas se diseñan para facilitar una conversación fluida. No obstante, algunas personas que interactúan con el modelo comienzan a formar vínculos emocionales, aunque racionalmente sepan que no están hablando con un ser vivo.
Ante preguntas sobre si ChatGPT es consciente, el modelo responde mayoritariamente que “no”. Sin embargo, OpenAI está trabajando para refinar estas respuestas y presentar con más claridad la complejidad detrás del concepto de conciencia artificial.
IA cortés, pero sin personalidad propia
Uno de los principios clave en el diseño de ChatGPT es evitar que el sistema desarrolle una personalidad singular o se perciba como una entidad autónoma. Se busca que sea educado, accesible y empático, pero siempre dejando claro que es una herramienta sin voluntad propia.
Esto significa que no se le dan historias personales ficticias ni motivaciones internas. Su propósito es ayudar y acompañar en tareas, no involucrarse emocionalmente. Incluso el uso de términos como “pensar” o “recordar” se usa por razones pedagógicas, y no para indicar procesos conscientes.
OpenAI también ha optado por omitir conceptos técnicos como «ventana de contexto» o «cadenas de pensamiento» en su comunicación general, para asegurar que la herramienta sea comprensible sin conocimientos avanzados en IA.
Mientras tanto, los expertos continúan explorando cómo modelos de lenguaje como este podrían encajar, o no, con teorías científicas sobre la conciencia. Algunas investigaciones sugieren que ciertos animales ya muestran comportamientos conectados a la conciencia, lo cual lleva inevitablemente a preguntarse qué tipo de memoria, procesamiento y percepción serían necesarios para que una IA como ChatGPT sea algo más que una simulación.
Por ahora, OpenAI se mantiene firme en su postura: es más responsable mantener la pregunta abierta que dar una respuesta ilusoria. Con ello, traslada el foco no al “qué” es la conciencia, sino al impacto real que tiene la interacción humano-IA en nuestra sociedad.